Resumen:

Se presenta un trabajo con un enfoque cualitativo y alcance descriptivo, en el cual se recuperan las experiencias de estudiantes universitarios en torno a prácticas de violencia pedagógica que hayan vivenciado a lo largo de su formación, tanto de forma personal como institucional. Se trabajó mediante sesiones de grupos focales con una muestra teórica de seis estudiantes de diferentes carreras de diversas Instituciones de Educación Superior en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. Los resultados muestran que el 100% de los participantes han sido violentados de alguna forma a lo largo de su formación universitaria y que las Instituciones no tienen programas de intervención al respecto, mostrando mayor interés en la generación de productos académicos que en el bienestar de su cuerpo estudiantil. A su vez, las formas de violencia más recurrentes son psicológica y sexual. En cuanto a consecuencias, se ha mermado la salud mentad de los estudiantes y su motivación por continuar en su carrera.

Abstract:

It is presented a work with a qualitative approach and descriptive scope, in which the experiences of university students regarding practices of pedagogical violence that they have experienced throughout their training, both personally and institutionally, are recovered. It was executed through focus group sessions with a theoretical sample of six students of different careers from various Higher Education Institutions in the Metropolitan Area of Mexico City. The results show that 100% of the participants have been violated in some way throughout their university education and that the Institutions do not have intervention programs in this regard, showing greater interest in the generation of academic products than in the well-being of their students. Besides, the most recurrent forms of violence are psychological and sexual. In terms of consequences, the mental health of the students and their motivation to continue in their career have been diminished.

Palabras clave:
    • educación emocional;
    • violencia pedagógica;
    • derechos humanos;
    • empoderamiento estudiantil.
Keywords:
    • emotional education;
    • educational violence;
    • human rights;
    • student empowerment.

La educación es una relación que refiere a la interacción de los elementos que se dan en el proceso de mutua colaboración entre actores como son, por ejemplo, el educador y el educando (Díaz y Rodríguez, 2010, p. 54). Como toda relación, ésta se encuentra marcada por intereses y conflictos que pueden ser de índole personal, social o institucional.

Tal es la forma en que opera la violencia escolar, que puede entenderse como “un comportamiento coercitivo que tiene la intención de dominar y ejercer control sobre otro sujeto (del ámbito escolar) y que se da en un contexto interpersonal, pudiendo producir daño físico, psicológico, o afectar el ámbito social” (Costa, M. 1998, en Saavedra, Villalta y Muñoz, 2006, p. 40), a lo que se añade que ocurre en el seno institucional de las universidades que, como tal, son un producto humano pues “se originan y establecen a partir de la vida en sociedad” (Nashiki, 2007, p. 1193). Aunado a ello, por violencia se entiende “un síntoma de fracaso de un sistema de relación social” (Petrus, 2001, p. 27); aportaciones que, en suma, permiten apreciar el fenómeno de la violencia pedagógica como una falla en el sistema educativo, en el marco institucional y, además, en la interacción que ocurre en dichos espacios del cual todos: docentes, estudiantes e institución, forman parte.

En este sentido, el fenómeno de la violencia escolar suele ser visto desde una postura externa, en la cual se aprecia la violencia que ocurre en las instituciones, pero no la forma en que se genera. En investigaciones al respecto de esta, se considera que los actores en torno a la violencia escolar son los estudiantes y que la institución es sólo el marco normativo en el que ocurre (Rey y Ortega, 2005, en Garcés, Santoya y Jiménez, 2020, p. 78) y ante las cuales es el docente quien tiene que ser capacitado (Andino, 2017) y, además, encargado de solucionar los problemas de violencia escolar en su entorno.

Es pertinente interrogar al respecto de las situaciones en las cuáles la violencia no es generada por los alumnos, sino por la propia institución y las prácticas que en ella tienen lugar. Estas explicaciones que plantean a la violencia escolar como fenómeno aislado en cuanto a los participantes de las relaciones que la gestan propicia una visión de esta como problema individual, cuando se trata de un fenómeno social más amplio. En este sentido, “ya no es sólo importante los tipos de violencia que los estudiantes ejercen, sino el cómo la institución escolar, a través de su accionar cotidiano, ejerce cierto tipo de violencia” (Rojas, 2013, p. 90).

En efecto, “vivimos en un orden social que genera violencia estructural” (Pasillas, 2005, p. 1159). Y es en ese mismo orden desde el cual se da la violencia pedagógica. Es decir, que la violencia pedagógica no es causada únicamente por el alumno ni las relaciones que en la Institución tienen lugar, sino por la Institución en sí misma y, como sistema social, por aquellos otros con los que puede interactuar. En efecto, “todo lo que se refiere a la educación se inscribe en contextos complejos que requieren respuestas y soluciones a su vez complejas” (Touriñan, 2010, p. 07); y la violencia pedagógica no es la excepción.

En efecto, “se siguen presentando […] todo tipo de violencias por parte de docentes y autoridades educativas, desencadenando en los alumnos una serie de humillaciones, dolores y secuelas difíciles de borrar y afectando su aprendizaje, desarrollo y futuro (Eljach, 2011, en Gallego, Acosta, Villalobos, López y Giraldo, 2016, p. 118); no obstante, el docente y la Institución no son vistos como agentes de violencia. En todo caso, es más común encontrar las causas de ésta fuera de los centros educativos y sus relaciones, mientras se considera a éstos el lugar donde se expresan.

Así, por ejemplo, cuando se habla de violencia escolar es común señalar la importancia de la socialización y el ambiente familiar del estudiante como explicación para ciertos comportamientos (Santos, Leiva, Matas, 2021, p. 391); pero no se explica a partir de los propios procesos de socialización al interior de la Institución, y mucho menos el impacto de otros sistemas sociales con los que se interactúa. Así, pues, la violencia escolar, entre la cual se encuentran las prácticas pedagógicas violentas, no es un fenómeno individual, aislado, “esporádico o episódico, [sino] que es un problema sistémico que afecta las dinámicas sociales sobre las que debe producirse la actividad educativa” (Pacheco, 2018, p. 113).

Vista como tal, una universidad es una Institución donde el poder se ejerce desde la autoridad hacia el estudiantado. Y en este sentido la violencia, entendida como el abuso de poder (Varela, 2020, p. 52), se da forma unidireccional desde las autoridades universitarias -incluidos docentes- hacia los estudiantes. No obstante, la literatura al respecto es mínima y en los datos oficiales, las universidades no muestran información en lo que concierne al tema. En todo caso, los estudiantes que llegan a denunciar o a exponer dichas situaciones de violencia a nivel académico suelen ser reprimidos. Es en este marco donde surge la presente investigación.

Metodología

En aras de conocer las experiencias de estudiantes universitarios en cuanto a vivencias relacionadas con violencia pedagógica, y con la intención de evitar el empleo de datos numéricos y estadísticas para ahondar al respecto, se trabajó con un enfoque cualitativo mediante grupos focales, los cuales consisten en “conversaciones colectivas o entrevistas grupales” (Kamberelis y Dimitriadis, 2005, p. 494), conformados por personas que, según criterios de inclusión, tienen características similares.

El grupo focal fue generado a partir de la condición de ser estudiantes universitarios. La ventaja de esta técnica metodológica es que permite obtener narrativas y no únicamente mediciones de variables en estadísticos que, si bien, son útiles para conocer un fenómeno, no ahondan en la experiencia del sujeto.

Esta investigación se llevó a cabo bajo el enfoque epistemológico del sujeto conocido, siguiendo a Vasilachis (2006), planteando al sujeto, en este caso, los estudiantes, como agentes de discurso válidos, que no necesitan de un marco institucional para hacer valer sus experiencias sino, en todo caso, contravenir dicha institucionalidad a partir de su singularidad.

Se plantea que hay una brecha entre el discurso institucional y sus datos con respecto a la violencia pedagógica que se da en el seno de las universidades, y las experiencias vividas por los estudiantes universitarios en torno a ella, compartidas en un espacio seguro, anónimo y respetuoso, donde toda opinión es válida y en el cual se pueden expresar sin temor a represalias por sus opiniones vertidas. El único criterio de inclusión planteado fue que los participantes fueran estudiantes en activo a nivel universitario en alguna institución de educación a nivel superior de la zona oriente del Área Metropolitana en la Ciudad de México. Dicha convocatoria fue difundida por redes sociales, así como el levantamiento de información y datos sociodemográficos de los participantes.

Seis participantes respondieron a la invitación se organizó una sesión con una duración de dos horas, aproximadamente, que fue tomada en línea debido a la distancia geográfica entre sus domicilios. Participaron dos hombres y cuatro mujeres, todos ellos con edades comprendidas entre los 20 y los 24 años, estudiantes de diversos ciclos en sus respectivas carreras, a saber: psicología, administración y pedagogía.

Se dio inicio con el establecimiento de afinidad y la profundización del tema, con la moderación llevada a cabo por el propio equipo de investigación. La presentación, así como el uso de cámara web, fue voluntaria para cada uno de los participantes. La sesión se dio por terminada después del cierre y conclusiones. Esta dinámica se estableció siguiendo la estructura propuesta por Acosta y Gonzáles-Celis (2009) para grupos focales mediante una guía de preguntas.

Es importante señalar que durante el establecimiento de afinidad se dio pie al consentimiento informado por parte de los participantes para ser grabados y para compartir sus respuestas de forma anónima. En total, fueron tres las Universidades de procedencia de lo participantes: dos públicas y una privada. Cabe señalar que los participantes no se conocían entre sí; su primera interacción se dio en el primer grupo focal.

Durante la sesión del grupo focal, la estructura de la guía de preguntas se dio de la forma siguiente: las primeras dos sirvieron para generar rapport entre los participantes y el moderador, pues fueron meramente introductorias conforme a los intereses que los motivaron a formar parte del grupo; a su vez, la última pregunta cumplió la función del cierre, para dar paso con el término de la sesión.

El desarrollo del grupo se dio de las preguntas tres a la nueve, que fue en donde se recuperaron sus experiencias personales en torno a situaciones en las cuales hayan vivido casos de violencia pedagógica durante sus estudios profesionales. Algunas de éstas incluyeron un enfoque de género, debido a la participación de mujeres en los grupos; cabe señalar que la edad no fue un factor diferenciador entre los participantes, por lo que ninguna pregunta se acotó específicamente a dicha característica. Por otro lado, es importante mencionar que al final de la sesión los participantes pudieron concluir con alguna experiencia o mensaje en torno a sus vivencias personales acotadas al tema, ya que hubo casos de desbordes afectivos que tuvieron que ser controlados desde la moderación, por lo que hubo aspectos de sus experiencias que no recuperaron del todo.

Entre las preguntas, lo que se buscaba era identificar información significativa en torno a las categorías de violencia, tipos de violencia, afectividad, motivación y salud. Para los casos en los que había poca participación, la invitación a compartir sus experiencias en términos generales brindaba una oportunidad para propiciar el diálogo.

El orden y contenido de las preguntas planteadas es como se señala a continuación:

  • ¿Qué se siente ser estudiante universitario?

  • ¿Cuáles han sido las experiencias más significativas como estudiantes?

  • ¿Has tenido alguna experiencia negativa con tus profesores?

  • ¿Cuáles consideras que son las prioridades en tu universidad?

  • ¿Cómo es la relación entre estudiantes y autoridades en donde estudias?

  • ¿Has tenido experiencias con algún docente donde te sintieras violentado?

  • ¿Has denunciado los hechos que mencionas ante alguien?

  • ¿Te sientes seguro en el ambiente académico en el que te encuentras?

  • ¿Cómo podrían mejorar las cosas para los estudiantes en ese sentido?

Resultados

Si bien, por razones de creación de afinidad, las preguntas del grupo focal abarcaban temas muy generales, sólo se recuperarán aquellas respuestas que sean significativas al tema de las experiencias en todo a violencia pedagógica en su formación profesional. Así, pues, los resultados de los grupos focales se muestran a continuación, conforme a cada pregunta planeada a los participantes.

  • ¿Qué se siente ser estudiante universitario?

    • Para mí es un orgullo porque soy de la primera generación de mi familia que ha entrado a la universidad a estudiar.

    • Es muy lindo, aunque a veces muy pesado. Llega el punto donde no sé si seguir o no.

    • De mi parte, es una experiencia que me ha enriquecido en todos los ámbitos de mi vida.

  • ¿Cuáles han sido las experiencias más significativas como estudiantes?

    • El hecho de convivir con muchos especialistas en congresos y coloquios internacionales.

    • En mi caso, el hecho de aprender algo nuevo cada día y pensar cómo usarlo para mejorar mi comunidad es lo que más me gusta. Por lo mismo sigo estudiando.

    • Siempre pasa, ¿no? Hay un profesor que te inspira. En lo personal, hay clases que me inspiran a ser mejor y dar un extra en cada momento.

  • ¿Has tenido alguna experiencia negativa con tus profesores?

    • Sí tuve un problema hace tiempo. Un profesor nos hizo aplicar como 100 encuestas y cuando publicó los resultados no nos dio ningún crédito.

    • Me llegó a pasar el curso pasado que un profesor empezó a tener ciertas actitudes algo pesadas contra mí. No quería aceptar mis trabajos, no me dejaba participar, me callaba en clase y así. Todo eso fue porque en una ocasión le dije que no estaba de acuerdo en su forma de trabajo que consistía en sólo exponer los temas de forma semanal en clase.

    • Sí. Sobre todo, cuando estuvimos en pandemia. Era súper pesado porque nos mandaban mensajes y trabajo hasta a medianoche y todo lo querían de un día para el otro.

    • Creo que es lo normal, ¿no? En mi universidad los profesores son muy déspotas a veces. En una ocasión le llame “maestro” a un doctor y nos dio un sermón de cómo estudió en Harvard a nuestra edad y que, básicamente, éramos unos perdedores sin futuro.

    • También me pasó lo de mi compañero. Presentaron un trabajo mío como suyo en un congreso y no me dieron crédito alguno. Ni siquiera pude acusarlos porque no supe dónde.

    • A veces son muy arbitrarios. Usan la calificación como una forma de castigo si no estás de acuerdo con ellos. No respetan ni rúbricas, ni cartas descriptivas, ni nada. A veces no sé ni porqué dan clase si ni revisan los trabajos bien. Lo peor es que eso lo toman personal.

  • ¿Cuáles consideras que son las prioridades en tu universidad?

    • Cobrar [risas]. Eso nunca falla. Los primeros cinco días de cada mes no fallan en llamar a cada rato para recordar que no hemos pagado. Pero cuando uno tiene alguna situación, ahí sí se tardan un buen en responder, nadie te puede decir y te pasan de un departamento a otro hasta que decides dejar ahí las cosas. Son muy déspotas a veces.

    • Aquí en mi Universidad se vio muy claro en el paro que acaba de terminar. Lo que les importa son las clases; la seguridad de nosotros como estudiantes, el estar en un entorno seguro, los casos de abuso y acoso. Todo eso se quedó sin resolver para reanudar clases.

    • No sé cuál se la prioridad principal, pero sí creo que los alumnos no lo somos. Somos de lo menos importante para la Universidad, cuando eso está mal. Sin nosotros no habría universidades. Y en lo personal, es molesto sentir esa falta de atención.

    • Donde yo estudio creo que lo más importante es pasársela publicando y sacando artículos. Si haces eso, puedes ser acosador, violador y lo que quieras sin problema. La universidad te va a cuidar, aunque pongas en riesgo a los demás.

  • ¿Cómo es la relación entre estudiantes y autoridades en donde estudias?

    • Hay de todo. Hay desde las relaciones muy sanas y afectivas, respetuosas y profesionales. Pero también están las otras, que están mediadas por violencia, por agresiones, por cosas así que no se me hacen justas. Nosotros siempre tenemos la de perder.

    • Siempre dependerá de la relación de quién. Si eres de los adjuntos, de los ayudantes o los que siempre andan ahí con ellos, todo es fácil. Pero si no, es un problema arreglar las cosas.

  • ¿Has tenido experiencias con algún docente donde te sintieras violentado?

    • Sí. Y muchas veces. De hecho, actualmente tengo un problema con un profesor que siento me quiere reprobar por decirle que no estaba de acuerdo con su forma de trabajar. Siempre trata de exhibirme, remarca mis errores o de plano me ignora en clase.

    • Siempre pasa. A veces con su forma de hablarnos son algo groseros, sobre todo los que son más jóvenes. Uno termina desanimado de esas clases, ¿verdad? Es de esas cosas que ponen en duda seguir estudiando porque te sientes tonto en vez de aprender.

    • Sí me ha pasado. Aunque no sé cómo decirlo. A veces es con sus miradas, o hasta expresiones. Me choca que me digan “chaparrita, mi amor, hermosa”. Creo que eso está fuera de lugar. En alguna ocasión lo externé y me pasó como a mi compañero: el profe la agarra contra uno. A la fecha, es la única materia que he reprobado y no porque no sepa.

    • Yo sí tuve un enfrentamiento abierto una vez. Fue un doctor que nos dijo estúpidos, básicamente, pero no me dejé. Le respondí y nos fuimos a gritos. Yo terminé a nada de ser expulsado y él como si nada. Siguió ahí, humillando y acosando a los demás.

  • ¿Has denunciado los hechos que mencionas ante alguien?

    • No hay ante quién. Los que revisan eso son amigos de los maestros y no pasa nada.

    • Lo llegué a hacer y no pasó nada. No hay forma de hacer nada porque siempre ponen trabas y los que terminan mal somos nosotros. ¿Cómo le compruebo que me vio así? No se puede. Pero él sí puede tomar medidas y yo aguantarme porque es el maestro.

    • A mí me pasó que quien me respondió mal fue la propia directora de carrera. Entonces, ¿a quién recurro? Llamé a todos los números para que atendieran mi caso y nadie me dio respuesta. Uno de los que me atendió por teléfono me dijo que me dirigiera a mi directora, que es la misma que me trató así, ¿entonces qué hago? Pues nada. Ya lo dejé pasar.

    • Yo lo que hice fue usar las redes sociales. Subí mi caso y se hizo algo viral. Sólo así se me hizo caso. Hablaron conmigo algunos coordinadores al respecto, que tomarían cartas en el asunto y lo único que pasó fue que me cambiaron de grupo. Pero ese maestro ahí sigue.

    • Es que, como dicen, no hay nadie ante quién denunciar. En la Universidad esos son secretos a voces. Y si te quieres poner contra los profes, la llevas de perder. No se puede hacer nada.

  • ¿Te sientes seguro en el ambiente académico en el que te encuentras?

    • En general, no tanto. Afuera de mi escuela hay asaltos, no hay vigilancia y está en una zona bien fea. Hay venta de drogas, gente que ni es estudiante y la verdad eso genera un ambiente muy pesado.

    • Creo que a final de cuentas uno va tomando medidas para sentirse así. En lo personal, la universidad no hace nada para ello. Al contrario, defiende a todos los que hacen cosas que no deberían. Te tiran de a loca y que estás mal.

    • No. Para nada. Así, tal cual.

    • No es seguro para nada. ¿Cómo va a ser seguro un lugar donde hay acoso y violencia de ese tipo? Es que no es posible que pase eso, pero sí. Y no pasa nada, sólo aguantarse.

    • Hay veces en las que incluso siento que los problemas que ocurren en la universidad no se quedan ahí. Hay veces en las que después de lo que ocurre tengo episodios de ansiedad, luego no puedo dormir o estoy con problemas de estrés. Hasta ese grado puede llegar a afectar el que no nos sintamos seguros ahí donde estudiamos.

  • ¿Cómo podrían mejorar las cosas para los estudiantes en ese sentido?

    • Creo que lo más importante es que se tomen medidas en contra de los profesores que son así, groseros y que tienen comportamientos que la verdad, no van. Ya no deberían de dar clase; son un peligro para todos.

    • También es necesario que haya organismos que regulen todo eso. Que si vas a denunciar algo sepas que llegarás a algo. Que no se quedará en una carpeta o en un folio de casos.

    • A veces es necesario tomar medidas más radicales. Es que es gente que no entiende. Y lo peor es que las propias autoridades universitarias lo saben. Saben quién acosa, saben quién hace tal o cual cosa. Pero como es hijo de tal, amigo de tal o tiene tal puesto, no pasa nada.

    • Lo mismo creo. Es importante que existan lugares a donde uno pueda denunciar qué pasa, pero, además, que esté capacitada la gente de ahí para saber cómo abordar estos casos. Dejar de revictimizar y generar mejores canales de comunicación institucionales.

    • Yo creo que esa gente no debe ser maestra, no importa cuánto sepa o cuánto publique. Comentarios finales

    • Es interesante hablar de esto. No hay muchos espacios para hablar al respecto. Es como si fuera algo que todos sabemos, pero nadie quiere decir.

    • A veces creo que son cosas que nosotros mismos permitimos. Como estudiantes somos los únicos que podemos poner un alto y creo que así debe ser, porque ni a las autoridades ni a las instituciones les importa.

    • Yo creo que lo peor es que con esa forma de trabajar uno termina sin ganas de seguir estudiando. Yo he tenido problemas de ansiedad por lo mismo.

Comentarios finales

  • Es interesante hablar de esto. No hay muchos espacios para hablar al respecto. Es como si fuera algo que todos sabemos, pero nadie quiere decir.

  • A veces creo que son cosas que nosotros mismos permitimos. Como estudiantes somos los únicos que podemos poner un alto y creo que así debe ser, porque ni a las autoridades ni a las instituciones les importa.

  • Yo creo que lo peor es que con esa forma de trabajar uno termina sin ganas de seguir estudiando. Yo he tenido problemas de ansiedad por lo mismo.

Discusión

A partir de la información recuperada de los grupos focales es posible interpretar la forma en que los estudiantes que participaron en ellos se sienten con respecto a las prácticas pedagógicas que tienen lugar en sus centros de estudio.

Dentro de las experiencias que se pueden recuperar, una de las más nombradas tiene que ver con las prácticas docentes abusivas en la relación de poder educador-educando (Díaz y Rodríguez, 2010). Se habla de casos en los cuales los docentes, partiendo de su autoridad como tal, recurren a prácticas antipedagógicas como humillar o exhibir a los estudiantes en clase, como forma de represalia cuando éstos señalan o indican desacuerdos en su forma de trabajo. Si bien, existe la práctica de la libre cátedra, los actores tienen derecho a hablar y expresar opiniones sin necesidad de que esto repercuta negativamente en la relación.

Es necesario indicar que el tema de acoso es el más recurrente en cuanto a las prácticas que señalan los participantes, especialmente, las participantes mujeres. Todas las participantes del grupo llegaron a señalar alguna experiencia en donde, en virtud de su género, llegaron a ser violentadas por los profesores a cargo de la materia.

Situación que llama bastante la atención, considerando que en la Universidades el tema de género es de las principales preocupaciones, debido al alza en cuanto a las denuncias que existen en torno a comportamientos y prácticas docentes e institucionales que violentan a los estudiantes en dicha materia. No obstante, se muestra que, pese a dichas medidas, las prácticas de acoso y violencia por cuestiones de género persisten y, al parecer, toda estudiante mujer ha sido víctima de éstas.

Otro de los temas recurrentes en el grupo es la falta de acción por parte de las autoridades universitarias ante las situaciones descritas. Esta inacción por parte de estas ha provocado que los estudiantes desistan de denunciar o hacer saber las situaciones que ocurren en la universidad, pero no por ello dejan de existir.

Puede existir una serie de datos por parte de las instituciones con respecto a estos temas, pero una experiencia completamente diferente por parte de los estudiantes, los cuales, a partir de la información recuperada en los grupos focales, se sienten desplazados en cuanto a las prioridades de las Instituciones.

Por último, se recuperan los testimonios con respecto a la forma en que estas prácticas llegan a afectar la salud mental de los estudiantes. En el grupo focal se recuperan experiencias en torno a casos en los cuales los participantes externan preocupación porque, a partir de las situaciones gestadas en el centro educativo, han presentado situaciones de estrés y ansiedad, poniendo su salud en riesgo. Si las Universidades están enfermando a los estudiantes, es necesario cuidar las prácticas que en dicho espacio tienen lugar, considerando que es un centro de formación para futuros profesionistas. En ese sentido, la Universidad en vez de formar, enferma.

Conclusiones

A lo largo del presente estudio, enfocado en identificar y describir las experiencias de estudiantes universitarios en torno a situaciones que les violenten a lo largo de su formación fue posible identificar algunas de ellas muy específicas que giran en torno a acoso académico a partir de conductas como violencia sexual, verbal y psicológica, además de que son fenómenos que terminan afectando sus procesos de aprendizaje, desarrollo personal y profesional, además de su salud mental.

A partir de lo anterior, es posible concluir que no existen mecanismos de representación estudiantil en las Universidades ante los cuales las denuncias tengan efectos sobre las prácticas docentes e institucionales. Si bien, puede haber un departamento de atención, los testimonios indican que nos son efectivos ante el problema y que, en todo caso, dicha efectividad defendida por las Universidades se basa en sus datos y no en las experiencias de los estudiantes.

Profesional de los estudiantes universitarios. Todos los participantes señalaron, al menos, una forma en la que han sido violentados. Si bien, varía en sus formas, es importante señalar que los espacios universitarios no son espacios seguros para los estudiantes. Se tornan, en todo caso, en espacios que vulneran sus derechos en cuanto al respeto a su identidad y persona, basándose en una relación de poder mediada por la autoridad.

Lo que podemos concluir a partir del estudio, es que las prácticas docentes siguen siendo violentas para con los estudiantes, aunada a la omisión de las autoridades por mediar dicha situación. A su vez que, frente a estos fenómenos, recuperar la experiencia de los estudiantes es una práctica disruptiva frente al silencio institucional. De ahí la importancia de que el fenómeno en cuestión sea estudiado y analizado desde la perspectiva del sujeto o grupo afectado por él. Lo que es la violencia en términos institucionales dista bastante de la violencia en términos prácticos, cotidianos y normalizados.

Por último, advertir que, si los estudiantes optan por no denunciar bajo la premisa de que no sirve de nada debido a la inacción de las autoridades, es necesario generar una crítica o revisión a estos procesos. Los estudiantes han aprendido que no es posible confiar en las Instituciones para hacer frente a sus problemas, lo que las debilita y expone. En todo caso, las Universidades deben mejorar sus procesos de denuncia y seguimiento para generar un espacio seguro para sus estudiantes, quienes actualmente están más preocupados por sufrir acoso, violencia o discriminación, que por aprender sobre su carrera.

Referencias
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