Resumen

La venta informal desde los bazares de Facebook es un fenómeno emergente ante las precariedades económicas que violentan a las mujeres. La investigación presenta la historia de vida de Azucena, vendedora informal en bazares de Facebook, con el fin de visibilizar las trayectorias familiares, sociales y labores significativas que la han llevado a desarrollar esta labor. Al análisis hecho a través de las entrevistas, se expone cómo el ser mujer, migrante e indígena han llevado a Azucena a resignificar sus condiciones precarias. Este texto pretende abonar y coadyuvar en el estudio de los trabajos informales, retomando la voz de las participantes y exponer cómo las desigualdades de género provocan mayor participación de las mujeres en trabajos de este sector.

Abstract

The informal sale from Facebook bazaars is an emerging phenomenon given the precariousness that overwhelms women. The research presents the life story of Azucena, an informal seller in Facebook bazaars, in order to make visible the significant family, social and work trajectories that have led her to carry out this work. With the analysis of the interviews, they show how being a woman, a migrant and an indigenous person has led Azucena to redefine her precarious conditions. This text aims to contribute to research on informal jobs, taking up the voice of the participants and exposing how gender inequalities cause greater participation of women in jobs in this sector.

Palabras clave:
    • Precariedad laboral;
    • Participación laboral;
    • Autoempleo;
    • Trabajo informal;
    • Bazares de Facebook.
Keywords:
    • Precarious work;
    • Labor participation;
    • Self employment;
    • Informal work;
    • Bazaars in facebook.

Introducción

A inicios del año 2021, se popularizó en redes sociales virtuales el término Nenis, el cual hace referencia a mujeres que realizan ventas en Internet por medio de dichas redes. Para Martínez (en Vanguardia MX, 2021) la llamada economía Neni hace referencia a un “autoempleo al que le dedican prácticamente las 24 horas del día, los siete días de la semana”, Martínez remarca que las plataformas de Internet son el principal recurso para ofrecer los diferentes productos que comercializan en el contexto actual de la pandemia. Aunque se reconoce como un fenómeno emergente, este no es nuevo como se afirmaba en las diferentes publicaciones vertidas en redes sociales, las cuales se centran en la pandemia generada por la COVID-19 como causa de su aparición. Sin embargo, el surgimiento de los grupos de ventas llamados bazares (nombrados así por quienes usan Facebook) tienen más de 5 años funcionando.**

El término Neni surgió en redes sociales como una forma de burla, es decir, traían consigo connotaciones negativas y estereotípicas de las mujeres que buscan obtener ingresos utilizando los grupos de Facebook o WhatsApp para el ofrecimiento de sus productos. Algunas imágenes o memes que circulaban por las distintas redes sociales remarcaban incluso un tono clasista, por ejemplo, el hecho de revender productos usados, no tener un local y hacer entregas en algún punto medio o lugar público de la localidad, además de burlarse del lenguaje usado para dirigirse a sus clientas: “nena”, surgiendo así las Nenis. Sin embargo, este peyorativo fue resignificado en redes sociales, tanto por las propias nenis como por usuarios en general, dando cuenta de mujeres que crean su autoempleo, emprenden, son sus propias jefas, se sostienen económicamente, son jefas de familia y saben cómo buscar ingresos extras.

La viralización de esta actividad laboral promovió discusiones, como la señalización de la contribución tributaria y contable que tenían que hacer las mujeres que se dedican a las ventas, asumiendo y reconociendo así su labor como parte del sector informal. Este comercio informal, ha generado cerca de 9 millones y medio de pesos al día, según un estudio realizado por la Universidad Autónoma de México (JCB, 2021), destacándose que alrededor de 13 millones de familias en México dependen de este tipo de actividad. Además de señalar su participación en la economía del país, se ha pedido que este sector se legalice o formalice su presencia en la economía para que así cumpla con el pago de impuestos, justificando que la obtención de ingresos continuos de estas ventas son razón suficiente para las declaraciones contables y tributarias correspondientes. Sin embargo, también se reconoce que no existe un marco legal específico (Ostos, 2021; Flores, 2021), como lo tienen otras plataformas de comercio electrónico, como Mercado Libre, ya que las nenis sólo usan Facebook o WhatsApp para ofrecer el producto, posteriormente entregan el producto en algún lugar público, donde reciben el pago directamente o por medio de alguna transacción bancaria independiente a la plataforma usada para el ofrecimiento del producto.

En las últimas décadas la precarización del trabajo ha llevado a profundizar las brechas de género existentes, principalmente por las cargas relacionadas con las actividades que se realizan dentro del hogar, las cuales han sido construidas culturalmente como responsabilidad exclusiva de las mujeres. Las mujeres enfrentan obstáculos a la hora de ingresar al mundo del trabajo, los empleos con baja remuneración o la no conciliación del tiempo que las mujeres emplean en la familia con el trabajo son algunos de estos. La continuación y combinación de estos impedimentos, perpetúa la exclusión de las mujeres en el mercado laboral, promoviendo mayores vulnerabilidades para su desarrollo, crecimiento personal o incluso su autonomía, sumando así factores que prolongan las desigualdades y violencias hacía las mujeres.

En sinergia de estas condiciones, en la economía informal las mujeres encuentran oportunidades en la búsqueda de ingresos económicos y en el equilibrio con las actividades domésticas y de cuidados. Lo anterior se puede notar en las estadísticas de las actividades informales donde las mujeres son mayoría; según datos de la Organización de las Naciones Unidas Mujeres (ONU Mujeres, 2016), en la región de América Latina y el Caribe el 59% del empleo total son mujeres en el empleo informal. Dentro de las actividades que desarrollan se encuentran: vendedoras callejeras, comerciantes de bienes y servicios de pequeña escala, agricultoras, trabajadoras de temporada, empleadas del hogar y trabajadoras subcontratadas en el sector industrial. En México, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Información (INEGI, 2021) a finales de 2020 poco más del 50% de la población económicamente activa se encontraba en alguna ocupación informal.

Considerando este contexto, emerge esta investigación cuyo objetivo principal es el análisis de las prácticas culturales de un grupo de vendedoras informales que comercian sus mercancías desde la plataforma de Facebook. En el transcurso del trabajo de campo de la investigación, las narrativas daban cuenta de vivencias familiares, sociales y laborales particulares de las colaboradoras, las cuales eran fundamentales para comprender su actividad laboral informal actual. En este texto, intento dar cuenta de una de esas historias notables.

El artículo inicia con algunas reflexiones acerca de la precariedad laboral y trabajo informal, así como la participación de las mujeres el trabajo informal, presentando como categorías principales conciliación entre lo público y lo privado, es decir entre las labores productivas (trabajo remunerado) y las reproductivas (trabajo no remunerado), así como la precariedad laboral en el sector formal. Después se presenta el método de la investigación y el análisis de vida de Azucena,*** expuesta en las siguientes esferas de la vida: familia y redes afectivas, trayectoria laboral formal y trayectoria laboral informal, siendo los temas de precariedad laboral y sus resignificaciones los focos analizados. Finalmente, se exponen las consideraciones finales discutiendo los resultados encontrados y las tareas pendientes.

Precariedad laboral y trabajo informal

Las formas actuales de organizar el trabajo han traído consigo: flexibilización, inseguridad e incertidumbre, perdida de garantías, derechos y/o prestaciones, entre otras condiciones que desvalorizan las actividades laborales formales, es decir: un incremento constante de condiciones precarias para el trabajo llamado formal.

Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) quienes desarrollan actividades en empleos precarios son “trabajadores ocasionales, a corto plazo, estacionales y los trabajadores cuyos contratos de trabajo permiten a la empresa o persona que los contratan, a terminar el contrato a corto plazo de aviso o voluntad” (OIT, 2001). La conceptualización de la OIT resalta la condición de temporalidad y la relación con un empleador, dejando de lado otras condiciones que precarizan en mayor medida la actividad remunerada que se lleva a cabo. Agulló (1997) distingue cuatro formas que modelan la precariedad laboral:

  • Discontinuidad del tiempo acordado para la actividad laboral. Son actividades desarrolladas a corto plazo, por lo que no se realizan contratos para el trabajo fijo. Destacándose y normalizándose situaciones de inseguridad e incertidumbre laboral para el trabajador.

  • Dificultades para establecer regulaciones sobre el trabajo. Se tienen condiciones de disminución o anulación del poder de negociación de las condiciones laborales, ya sea de manera individual o colectiva. Resultando contextos de total control y/o disponibilidad permanente.

  • Inexistencia de los estándares reguladores de condiciones y medio ambiente de trabajo. Se señalan la participación de las instituciones públicas gubernamentales en la perdida de prestaciones laborales o en la creación de leyes que favorecen la precariedad laboral.

  • Baja remuneración de los trabajadores precarios. Se trata de los bajos salarios y la escasa posibilidad de crecimiento labora, así como de la capacitación.

Estas formas de precariedad laboral son sufridas en mayor medida por las mujeres, Castaño (2002) habla de un doble proceso de feminización, donde por un lado aumenta el empleo femenino y “porque las condiciones, siempre peores, del empleo femenino tienden a generalizarse, a afectar a todos los empleos” (Castaño, 2002:180). En relación a lo anterior, Morini (2014) habla de la feminización del trabajo, afirmando que las situaciones precarias en las que las mujeres desenvolvían sus actividades laborales remuneradas se han generalizado y normalizado también para los hombres. Morini agrega que en el trabajo no hay territorios fijos, obligando así también a una continua “desterritorialización del yo (precariedad existencial). Encontramos trazos concretos de este proceso en la necesidad de adquirir un conjunto de competencias complejas (multiskill), o bien en la necesidad de responder a múltiples exigencias al mismo tiempo (multitasking)” (Morini, 2014:121). De esta manera, la precariedad constante se ha enfrentado por medio de, en palabras de la autora, el “emprendizaje de sí”.

La empresarización o el venderse a sí mismo se convierte en la herramienta neoliberal del capitalismo para que las personas afronten los contextos de crisis y sus condiciones precarias. Los cuerpos se transmutan en instrumentos de inversión para la contribución económica. Sin embargo, no sólo se posee un cuerpo inerte, las personas participan, construyen, resignifican sus propias experiencias. Así, muchas mujeres precarizadas en sus labores (remuneradas y no remuneradas) pueden encontrar la resistencia en la propia empresarización desde la informalidad.

En este marco, es importante señalar que las experiencias individuales se producen a través de la confluencia de varias condiciones. Por lo que a la vulnerabilidad por el género se le pueden sumar otras categorías como la etnia o el ser migrante, vivenciando las precarizaciones con mayor violencia. Duran (2007) expone como mujeres migrantes tienen mayor peligro en comparación con hombres migrantes a: trabajos forzados, prostitución (incluso forzada), trata y a otros tipos de violencia, experimentando además circunstancias de trabajo precarias como: salarios bajos y riesgos mayores a la salud. Siguiendo esta línea, Samano et al. (2017) exponen que indígenas mixtecos del Estado de Guerrero migran a ciudades urbanas como Acapulco y Chilpancingo, ingresando a las reducidas opciones laborales que tienen, experimentando “malos tratos, falta de respeto a los elementales derechos laborales y discriminación” (Samano et al, 2017:35).

Por lo tanto, la violencia económica que viven mujeres indígenas migrantes puede ser resultado de injusticias estructurales arraigadas en nuestros contextos, enfrentando una triple dominación “el de ser mujer, el de pertenecer a una población diferente a la dominante y el ser migrante” (Ávila y Jáuregui, 2016:46). Se retoma aquí la propuesta de la interseccionalidad, entendida como “la percepción cruzada o imbricada de las relaciones de poder” (Viveros, 2016:2); es decir, se trata de dar cuenta de los caminos que se entrecruzan entre sí, comprendiendo que cada camino representa las interacciones permitidas por las normas sociales construidas.

En consecuencia, en un sistema socioeconómico donde la constante es la crisis, sobrevivir es el cotidiano para las personas y familias que viven una lucha perseverante para llevar pan a su mesa. En ese contexto la empresarización se vuelve un valor de cambio para enfrentarse a un mundo donde no hay empleos o son precarios, principalmente para las mujeres. En palabras de García (2019) se muestra que, a nivel mundial, alrededor de 2,700 millones de mujeres no pueden acceder legalmente a escenarios laborales equitativos en comparación con los hombres. En esta línea, Martínez (2020) afirma que más de la mitad de las mujeres que participan en actividades remuneradas tienden a empleos precarios, consecuentemente se encuentran en situaciones de experimentar ingresos más bajos.

Las condiciones precarias y los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres para su incorporación al mercado del trabajo remunerado formal las han llevado a tener una mayor participación en actividades laborales del sector informal. Las condiciones no equitativas en lo que se conoce como empleos formales y la mayor flexibilidad en la informalidad, permiten conciliar las tareas remuneras con las reproductivas a cargo de las mujeres, considerándose como dos factores importantes que explican la alta participación de mujeres en trabajos del sector informal (Arango y Pineda, 2012; Espino, 2012).

Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2014) el término de economía informal se refiere a:

Conjunto de actividades económicas desarrolladas por los trabajadores y las unidades económicas que, tanto en la legislación como en la práctica están insuficientemente contempladas por sistemas formales o no lo están en absoluto. Las actividades de esas personas o empresas no están recogidas por la ley, lo que significa que se desempeñan al margen de ella; o no están contempladas en la práctica, es decir que, si bien estas personas operan dentro del ámbito de la ley, ésta no se aplica o no se cumple; o la propia ley no fomenta su cumplimiento por ser inadecuada, engorrosa o imponer costos excesivos (OIT, 2014:4).

Posteriormente la OIT (2015) agrega que el concepto de informalidad tiene dos dimensiones: 1) “producción de bienes y/o servicios para el mercado y opera a partir de los recursos de un hogar sin llevar los registros contables básicos” (OIT, 2015:4); y 2) toda actividad laboral que se lleva a cabo “sin contar con el amparo del marco legal o institucional. Sin importar si la unidad económica que utiliza sus servicios son empresas o negocios no registrados de los hogares o empresas formales” (OIT, 2015:4). Como se puede notar, la OIT enmarca las dimensiones en términos económicos y legales principalmente, dejando de lado (e incluso invisibilizando) otras dimensiones fundamentales en el desarrollo de una actividad laboral informal, como lo es el género. Esto ha provocado que la conceptualización de OIT no sea unánime, las críticas para el análisis de la economía informal tienen como fin superar las dimensiones económicas y legales.

En este sentido, Samaniego (2007) afirma que el fenómeno de la informalidad es heterogéneo y complejo, que coexisten las diferentes causas para ella y que a cada una de estas correspondería un enfoque de política distinto, conformado por integrantes diversos:

Por una parte, se encuentran integrantes (en su mayoría mujeres y ancianos) que realizan su actividad en su propio domicilio, otros lo hacen en locales rudimentarios, o bien se apropian de la infraestructura urbana: calles, plazas o estaciones de transporte. Algunos son trabajadores ambulantes en puestos improvisados, muchos de ellos trabajan por cuenta propia, acompañados por familiares sin remuneración o menores y algunos se apoyan en trabajo asalariado ocasional y no protegido. Otro grupo está conformado por trabajadores subordinados a un empleador sin protección social de ninguna especie, que en muchas ocasiones laboran como trabajadores domésticos, o bien, lo hacen en el propio sector formal. Los integrantes de este último grupo presentan características de vulnerabilidad, distintas a las que afectan al primer grupo y constituyen una categoría (Samaniego, 2007:33).

Según la autora anteriormente citada, los trabajadores informales se distinguen en 1) autónomos o autoempleados, es decir trabajadores separados de cualquier relación de poder que implica la relación jefe-subordinado; 2) dependientes o subordinados a una relación jerárquica de poder entre jefe-subordinado.

El fenómeno de la informalidad tiene así diversas explicaciones desde sus causas de origen. Tokman (2001) destaca la supervivencia como raíz, ya que se entiende como el resultado de la presión que ejerce el excedente de mano de obra sobre el empleo, ante una insuficiencia de puestos de trabajo en el sector formal, donde las personas buscan solucionarlo mediante la venta o la prestación de servicios que les permitan sobrevivir. Otra perspectiva sobre la informalidad tiene relación con la descentralización que buscan las empresas para reducir los costos como consecuencia de la globalización, es decir la subcontratación. Portes, Castells y Benton (1989), mencionan que las empresas modernas requieren adaptarse para hacer frente a una demanda más inestable y por ello recurren a sistemas de producción que les permita mayor flexibilidad y eficiencia, buscando descentralizar tanto los procesos de producción como reducir los costos laborales. Una tercera perspectiva del origen de la informalidad es la de la exclusión voluntaria del marco legal, es decir cuando se encuentran mayores estímulos en insertarse de manera voluntaria a la informalidad, que tienen que ver con evitar las acciones políticas, legales, hacendarias de la formalidad (Perry et al, 2007).

En investigaciones actuales sobre la informalidad se ha analizado la importancia de las motivaciones personales, donde se expone una perspectiva psicológica. Moyano, Castillo y Lizana (2008) reportaron en su investigación que, “en el trabajo informal la libertad de decidir cuándo y en qué horario trabajar es un motivo de ventaja significativa al compararlo con el trabajo formal” (Moyano, Castillo y Lizana, 2008:698). Desde esta visión, se pueden analizar la resignificación de las personas como víctimas a actores que pretenden reconducir sus experiencias, por lo tanto, se reconfiguran como personas que, a partir de circunstancias económicas precarias, gestionaron escenarios favorables para tener ingresos, como “aprovechamiento de las calles de la ciudad para sus microtransacciones, el reacondiciona de su vivienda para instalar un negocio y el desplazamiento personal” (Menni, 2004:56).

En esta línea acerca de los motivantes que tienen las personas para desarrollarse en actividades del sector informal, Castiblanco (2018) expone que los trabajos por cuenta propia en la informalidad permiten a las mujeres evitar obstáculos como techo de cristal y suelo pegajoso, característicos de los empleos formales. Sin embargo, es importante analizar que tanto esas actividades remuneradas informales perpetúan la división sexual del trabajo y la segregación laboral o ponen en juego estrategias que movilizan y cambian los roles de género. Las herramientas que ofrece Internet se convierten en oportunidades donde las mujeres crean espacios para resistir los embates de las estructuras que las violenta, ya sea generando ingresos o tejiendo redes de apoyo social.

El uso creciente y popular de Facebook ha provocado la creación de grupos con el fin de comercializar diferentes productos, la mayoría de ellos se autodenominan bazares. En ellos se observa el ofrecimiento para la compra o intercambio de diferentes productos como: ropa nueva o de segunda mano, artículos de belleza, dispositivos tecnológicos, entre otros, así mismo se observa una mayor participación de mujeres en estos grupos. En los últimos meses, se popularizó en redes sociales virtuales el término “nenis”, al inicio este término se usaba en un marco de burla, insulto o desprecio por las mujeres que se dedican a vender productos en las distintas plataformas de Internet y que utilizan palabras como Nena o Neni en el trato con sus clientas (Rocha, 2021; Milenio, 2021; Entrepeneur, 2021). Este desprecio, es incluso un uso clasista del término, ya que pone entre dicho las formas de comunicarse entre ellas, así como la calidad de sus mercancías (si son de segunda mano o artículos piratas) o la apropiación de espacios públicos para la entrega de sus mercancías; sin embargo, las mujeres dedicadas a esta emergente forma de comercio resignifico el término al dar cuenta que son una diversidad de mujeres que por medio de sus ventas pueden mantener/aportar ingresos en sus familias o para continuar sus estudios, además de reconocer esta actividad laboral remunerada como un trabajo autocreado frente a pérdidas de empleo, así como la posibilidad de equilibrar con otras esferas de la vida, gestionar los tiempos propios o incluso reducir los efectos del fast fashion.

Por consiguiente, se encuentran espacios en redes sociales virtuales, como Facebook, creados y gestionados para la comercialización e intercambio de productos y servicios como parte de la economía y trabajo informal. Se afirma así la importancia de la generación de estudios e investigaciones que puedan dar cuenta la diferenciación en la participación de mujeres en estas emergentes formas laborales.

Método

Tomando en cuenta las diferentes coyunturas en la experiencia y recorrido de las esferas de vida mencionas con anterioridad, en el presente texto se busca dar cuenta de las particularidades de una vendedora informal a través de su historia de vida.

Los abordajes cualitativos representan procesos de construcción social, partiendo del supuesto básico “el mundo social es un mundo construido con significados y símbolos, lo que implica la búsqueda de esta construcción y de sus significados” (Chárriez, 2012:51). Para Chárriez (2012) las historias de vida son la materialización del método biográfico, el cual contribuye a la explicación profunda de las dinámicas e interacciones del comportamiento humano.

Desde las bases de la historicidad, Ferraroti (2011) afirma que las personas en sus percepciones individuales “se asocian en consecuencias con las determinantes del contexto histórico-económico-cultural meta-individual, de forma tal que evidencian el entrecruzamiento dialéctico -o de “reciprocidad condicionante”- entre individuo, cultura y momento o fase histórica” (Ferraroti, 2011:107). En este sentido, Lindon (2003) afirma que se debe considerar en las investigaciones sobre el trabajo las demás esferas donde desenvuelven su vida las personas que colaboran en los estudios, ya que en la cotidianeidad estos no se encuentran separados formando parte de un mismo proceso, para la autora esto se puede recuperar al conocer el punto de vista de las personas, dando lugar a sus subjetividades e intersubjetividades

que los sujetos le dan al trabajo que realizan, los imaginarios y fantasías tejidos sobre el mismo, el sentido de las tradiciones familiares en torno a una actividad laboral o el sentido de trabajar en algo que no es parte de una tradición familiar (Lindon, 2003:334-335).

Desde este marco dialéctico, se busca por medio de la historia de vida de una Neni, una vendedora informal de bazares en Facebook, mostrar sus procesos individuales y sociales, ya que su historia de vida permite conocer los contextos y trayectorias de una mujer y poder entender en términos humanos la precarización y su resignificación. Para dar cuenta de la historia de Azucena, se realizaron tres entrevistas: dos llevadas a cabo directamente en el lugar donde ella realiza las entregas de sus productos, las cuales fueron registradas en diario de campo y una realizada por medio de una llamada telefónica,**** la cual fue grabada en archivo de audio. Las tres entrevistas fueron transcritas a archivos de texto tipo Word.

Para que Azucena nos contara su historia, se buscó la generación de un vínculo cercano. Por lo que, a pesar de contar con un guion de entrevista con los temas centrales a tratar, las entrevistas se dieron en un marco de flexibilidad, permitiendo a Azucena ahondar en los temas que ella percibe como significativos y relevantes en su historia.

El análisis se realizó a partir de las transcripciones de las entrevistas, considerando la percepción de “los significados constituidos por el sujeto frente a la realidad - y tiene como objetivo discutir los aspectos históricos” (Aguiar, Soares y Machado, p. 58, 2015). En un primero momento entendiendo los significados desde la narrativa de Azucena, leyendo línea a línea, posteriormente armando preindicadores y la unión de ellos para realizar los ciclos de significación. En este artículo se articular y exponen tres ciclos de significación construidos: Familia y redes afectivas, Trayectoria laboral (formal e informal) y Ser Neni, el trabajo de vendedora informal.

Resultados

En este apartado se muestra los tres ciclos de significados y la discusión con la literatura. Se inicia con la síntesis biográfica de Azucena, con la finalidad de dar cuenta de su historia y contextualizar su vida.

Síntesis biográfica de Azucena

Azucena, la protagonista de esta historia de vida, tenía 38 años cuando se realizaron las entrevistas. Desde hace poco más de 30 años reside en una comunidad del sur del Estado de Morelos, México, ella proviene de la sierra de Juárez, Oaxaca. Actualmente vive con su hijo, su hija, una hermana, un hermano y su mamá. Su ingreso mensual varía entre los seis mil y ocho mil pesos mensuales.

Azucena trabaja desde su infancia, por lo cual abandonó sus estudios de primaria. Se reincorporó a la educación básica en la modalidad de primaria y secundaria abierta. Además de trabajar en su infancia y adolescencia, Azucena ayudaba en labores de cuidado familiar, primero con su hermana que nació cuando Azucena tenía 10 años y después, cuando cumple los 12 años, al nacer su hermano con discapacidad. Dos años después, Azucena tiene a su primer hijo, quien presenta complicaciones con apenas unos meses de nacido que traen como consecuencia sordera.

Los primeros trabajos de Azucena consistían en hacer las labores domésticas remuneradas, primero de sus vecinas y después, por recomendación de las mismas vecinas, en otras casas. De los 17 a los 25 años trabajó en un local de comida. Derivado de buscar mayores ingresos para la atención de su hijo con sordera, por 3 años, ella combinaba el trabajo en una fábrica con trabajo de costura desde casa. Logra establecerse como jefa de cocina en una fábrica de productos de dulces artesanales mexicanos, laborando ahí por 5 años. Ahorrando parte de los ingresos que obtenía por su trabajo, Azucena invierte en comprar ropa para re-vender. El trabajo de vendedora informal lo desarrolla de tiempo completo desde hace 5 años.

Actualmente, trabaja comercializando ropa (en su mayoría de mujer) desde su perfil en la plataforma de Facebook, esporádicamente realiza tareas de costura. Su sueño de Azucena es poder tener los ingresos suficientes para formalizar su negocio, con un local en su comunidad y contratar personas que trabajen para ella.

Familia y redes afectivas

En este apartado se da cuenta de las experiencias familiares y con redes afectivas de Azucena, se exponen algunas similitudes con otras mujeres que realizan actividades informales, así como se resaltan sus particularidades. El fenómeno de la migración ha sido una respuesta a condiciones de vida precarias, Duran (2007) expone como la migración se vuelve una maniobra con el fin de sobrevivir a las adversas condiciones de pobreza, falta de oportunidades laborales y de crecimiento económico, así como de movilidad social. Siendo, generalmente, “desde las zonas menos favorecidas hacia las más beneficiadas en términos de fuentes de trabajo, ingreso, opciones educativas y otras expresiones de desarrollo” (Duran, 2007:161). Como se menciona en la síntesis biográfica de Azucena, fue llevada por su mamá cuando ella tenía 5 años, con la intención de encontrar mejores condiciones de vida que las ofrecidas en su comunidad oaxaqueña. Investigaciones como las de Ávila y Jáuregui (2019) exponen que dentro de los motivantes de las migraciones se encuentran los problemas económicos, derivado de los niveles de pobreza de las mujeres indígenas en sus comunidades, sumando a esto el aumento progresivo de mujeres como jefas de familia. Esta experiencia de migrar a otra comunidad se cruza con otras prácticas que violentan a Azucena, como la discriminación étnico-racial, Durán (2007) asevera que la migración estimula fenómenos de discriminación racial y social, violación de derechos humanos y laborales, problemas que se acentúan cuando la población es de origen indígena, mujeres y menores. En Azucena se encuentran estas experiencias cuando ella nos cuenta:

Azucena (A): (…) yo no hablaba español, hablaba puro zapoteco. Cuando llegué aquí, en la escuela me hacía mucho bullying, bueno lo que ahora entendemos por bullying porque no le decíamos así, pero si se burlaban mucho de mí en la primaria por no hablar español. (Azucena, entrevista 7 de octubre 2020).

En la congregación de múltiples violencias que coadyuvan al afianzamiento de la vida precaria. Ávila y Jáuregui (2019) subrayan que esta triple opresión (ser mujer, ser indígena y ser migrante), consecuencia de injusticias estructurales, que se interseccionan entre ellas aumentan, en algunos casos, su vulnerabilidad. Referentes en la investigación dan cuenta de la discriminación, segregación y racismo que viven los migrantes indígenas en sus intentos por pertenecer a otras comunidades urbanizadas. En el caso de las infancias indígenas migrantes, Oehmichen (2006) expone en su investigación sobre migrantes mazahuas, que actos de violencias como burlas o apodos despectivos que hacen referencia a los orígenes indígenas, provocan en ellos la renuncia de elementos culturales identitarios, como la lengua o vestimenta.

Como se mencionó anteriormente Sámano et al (2017) la segregación que viven migrantes indígenas que no hablan o se les dificulta hablar español, propiciando que sean relegados a empleos precarios y marginales (como pueden ser: remendadores de zapatos, vendedores de raspados, trabajadoras domésticas, chalanes, neveros, paleteros, vendedores, de frutas, entre otros), presentado dificultades para la promoción a otros puestos.

A: (…) de hecho era muy complicado para mi mamá cuando trabajaba porque ella hacía sus mezclas entre español y zapoteco la ventaja es que aquí en Jojutla había una comunidad de paisanos, un poblado bastante amplío en aquel entonces. Te estoy hablando de hace 30 años y pues entonces como había gente que hablaba el zapoteco pues ahí no era tan complicado. (Azucena, entrevista 7 de octubre 2020).

En esta narración de Azucena, también se da cuenta de la importancia de redes comunitarias. Sin las cuales se dificultaría aún más la adaptación a una vida nueva, funcionando incluso como forma organizativa para enfrentar las condiciones precarias de vida, como lo menciona Canabal (2015) “establecer nuevas relaciones sociales a partir de las cuales hacerse de un lugar, conocer y enfrentar una estructura de poder haciendo manifiesta su identidad y sus demandas desde esta nueva situación…[con] estrategias de resistencia con las que los migrantes responden” (Canabal, 2015:49). Además, gracias al impulso de las redes afectivas que iba reforzando en sus relaciones laborales, pudo motivarse para concluir sus estudios de nivel básico:

A: Aquí con mis vecinas de la casa que me decían: ándale hermosa ve, ándale. Y así hasta que termine la primaria y la secundaria, así a insistencia de ellas. (Azucena, entrevista 7 de octubre 2020).

Derivado de las condiciones precarias de vida, en la dinámica familiar, Azucena realizó tareas de cuidado desde que tenía 10 años, a la par que realizaba labores remuneradas para apoyar en la economía familiar. Primero, como responsable única del cuidado de su hermana menor ya que su mamá se dedicaba a cuidar a su hermano con discapacidad, posteriormente con la responsabilidad del cuidado de su hijo sordo.

A: Nuestra economía era muy muy muy complicada. Pues eso provoco que trabajáramos desde niñas, yo y mi hermana. Mi hermana tiene, tengo 10 años más que ella, entonces ella tiene ahorita, tiene 28. Entonces yo ya trabajaba y ella estudiaba y así nos apoyábamos […] nace mi hermano y él tiene problemas de discapacidad, entonces mi mamá se enfoca a cuidar a su hijo y a mí me deja sola, después ya tuve a mí hijo, pero él también tuvo problemas, mi hijo es sordo. (Azucena, entrevista 7 de octubre 2020).

Ante estas dificultades, Azucena narra que las redes sociales le informaban acerca de lugares donde podía llevar a su hijo para que tuviera la atención necesaria tanto en la cuestión de salud como en la parte de educación especial. Se nota entonces como a partir del tejido de redes sociales logra sortear la labor de cuidar a su hijo, es decir, a partir de conformarse como parte de un colectivo puede vislumbrar las diferentes posibilidades existentes en el contexto. Sin embargo, las relaciones familiares, principalmente con su madre, se fueron desgastando al momento de centrar sus expectativas y necesidades a su vida y la familia que estaba conformando. Tratando de hallar alternativas para incrementar sus ingresos, Azucena comienza con la actividad de ser vendedora informal.

A: Yo le pagaba a mi mamá para que me lo cuidara [a su hijo], siempre le pagué para que me lo cuidara. Pero siempre preferí que fuera mi mamá porque yo no me sentía segura de tenerlo en otro lado. Y así. Así desde los 15 años empecé a ver, como después de 3 años que no quería estar con ella, que no la quería. Y pues mis necesidades fueron creciendo, yo veía que no me alcanzaba, entonces yo empecé a vender cosas que tenía nuevas, todo lo que tenía nuevo empecé a vender. (Azucena, entrevista 7 de octubre 2020).

Es así, como en el apartado Familia y redes afectivas, se da cuenta de las experiencias precarias en la vida de Azucena, cruzando las vulnerabilidades del ser mujer, ser migrante, ser indígena y ser madre soltera. Además, se muestran las dinámicas familiares en la responsabilidad de cuidados. Frente a estas precariedades, son las redes de relaciones afectivas, las que ayudan a Azucena a afrontar los obstáculos que se le presentan, así como para consolidar vínculos de intimidad y confianza que refuerzan roles identitarios en la comunidad.

Trayectoria laboral (formal e informal)

Como se ha mencionado en párrafos anteriores, Azucena realiza actividades remuneradas desde su infancia. Es importante mencionar, que su labor en la infancia es diferente a lo que estadísticamente se reporta en mayor medida la participación económica de niños y niñas en México: en las zonas rurales, donde tradicionalmente se destaca la fuerza de trabajo infantil como jornaleros en diferentes cultivos (Miranda, 2019). Para Azucena fue diferente al incorporarse a otro contexto, aunque rural, centrado en otro tipo de ocupaciones donde ella aprendió oficios como el de trabajo doméstico y el oficio familiar de costurera.

Entrevistador (E): ¿dónde aprendiste a coser?

A: desde niña, mi mamá de joven hacía costura y también sabe coser a máquina. Mi tío tenía una tienda de disfraces y estuve trabajando con él, pero así desde niña así nada más viendo. (Azucena, entrevista 7 de octubre 2020).

Estas actividades que Azucena realizaba se enmarcaban en el sector informal, tanto la propia labor que realizaba (trabajo doméstico o costurera) como la organización para la cual realizaba la labor (casa de alguna vecina o taller familiar). Estas labores son caracterizadas por condiciones precarias de salario y otras prestaciones a las que no se tienen acceso por ser trabajador informal. La incorporación de Azucena a actividades remuneradas desde temprana edad es concordante con estudios que exponen esta acción como una estrategia en las familias que viven situaciones de pobreza en la búsqueda de ingresos económicos. Pero también se reconoce como un fenómeno complejo que va más allá de lo puramente económico “que forma parte del bagaje cultural, de la experiencia vital de sucesivas generaciones y como parte del conjunto familiar” (Medécigo, 2018:42).

La experiencia de Azucena en actividades laborales remuneradas dentro de la formalidad se da como trabajadora obrera en fábricas textiles y del sector alimenticio. Sin embargo, para Azucena las retribuciones económicas de su puesto en la fábrica no eran suficientes para cubrir las necesidades de su familia y los viajes constantes que tenía que realizar para la atención médica especializada de su hijo sordo. Por lo que tuvo que buscar otras actividades que le ayudaran al incremento de sus ingresos, dichas labores las hacía informalmente desde casa, cosiendo y vendiendo ropa.

A: Seguí trabajando, trabajando en casa, cosiendo y vendiendo la ropa, trabajando en fábrica. Trabajaba todo el día. (Azucena, entrevista 7 de octubre 2020).

A: Cuando empecé yo tenía un trabajo en fábrica, y después me fui dedicando exclusivamente a las ventas en los bazares, incluso ya me estoy haciendo un localito. Ahora sólo me dedico a esto y todos mis ingresos son de lo que vendo en los bazares. (Azucena, entrevista 21 de febrero 2020).

Se nota en la narrativa que expone Azucena las estrategias y acciones que puso en marcha con la intención de enfrentar las circunstancias precarias que experimentaba, buscando la generación de ingresos de manera independiente en lugar de mantener una relación con empleadores.

Ser Neni: el trabajo de vendedora informal

Si bien la decisión de ser vendedora informal en Azucena viene empujando por las precariedades que experimentaba en los trabajos formales, derivado del bajo salario y el poco tiempo que le quedaba para convivir con su familia, dicha decisión, también se configura como una estrategia de sobrevivencia frente a esas violencias estructurales que han caracterizado las cotidianeidades de la mujer en el mercado laboral. Así en la combinación de su capacidad creativa y la formación de redes sociales, se reconfigura como un espacio laboral en el que puede desenvolverse y cubrir sus expectativas y necesidades: ser vendedora informal. En este sentido, Menni (2004) afirma que las resignificaciones de las circunstancias desfavorables son dadas por la creatividad, centradas en el trabajo familiar y en las redes solidarias, convertidos así en nuevos trabajos inventados que cambian el mercado de trabajo.

A: Entonces cuando yo empecé a vender cosas, que ya yo era vendedora, me dijeron: ay metete a los grupos, mira venden cosas bien baratas, ahí puedes vender y así comencé a vender. Desde entonces en este grupo que empezó una chica y con otras chicas éramos 50 y así, fue yo empecé en los grupos de ventas. (Azucena, entrevista 7 de octubre 2020).

Para Azucena la labor que realiza es trabajo, esto desde un entendimiento amplio de trabajo que va más allá de la lógica del contrato de asalariado y de prestaciones establecidas de la venta de fuerza de trabajo, y centrado en la generación de actividades económicas como lo contempla la OIT en su conceptualización de informalidad.

A: Para mí si es un trabajo, este es mi trabajo de donde recibo mis ganancias e ingresos, de esto vivo. (Azucena, entrevista 21 de febrero 2020).

El trabajo de la venta informal, específicamente la actividad de vendedor o vendedora ambulante es entendida por Álvarez (2010) como la persona que, ubicada en el espacio público vende bienes y servicios. Priorizando los aspectos positivos de las ventas informales se pueden analizar las participaciones que tienen en la economía, la oferta-demanda a negocios constituidos formalmente para el posicionamiento de sus productos o su participación en el sector turístico. Sin embargo, también se habla de aspectos negativos como los relacionados con aspectos de la salud y la seguridad, invasión de espacios públicos y principalmente lo concerniente con el no pago de impuestos. En este sentido, hay que hacer notar que la mayoría del tiempo que Azucena invierte en su trabajo no se da en el espacio público, si no en la preparación para la publicación en sus redes sociales en Internet de los productos que vende.

E: ¿cuánto tiempo le dedicas?

A: Le dedicó unas 48 horas a la semana. Más o menos dos días enteros que dedico en mi casa para preparar lo que voy a vender, eso es: lavar ropa, plancharla. Hay veces que una prenda es muy bonita, que es de muy buena calidad, pero no se ve bien y así no se va a vender y entonces se tiene que arreglar. A este tiempo se le suma el tiempo que se invierte en ir a comprar la ropa, el tiempo de arreglarla en el maniquí para las fotos, el tiempo de subir las fotos en Facebook y estar respondiendo los mensajes y el tiempo de venir a hacer las entregas. (Azucena, entrevista 21 de febrero 2020).

Coincidente con otras investigaciones y datos proporcionados desde las instituciones internacionales, es mayor la participación de las mujeres en este tipo de trabajo informal. Derivado de las oportunidades que encuentran para equilibrar las actividades laborales remuneradas con los quehaceres domésticos y el cuidado de otras personas. Desde aquí se visibiliza las decisiones y diligencias que realizan las mujeres para poder administrar las tareas que realiza en todas las esferas que se desenvuelve. Haciendo concordancia con lo expuesto en el apartado primero, acerca de que el trabajo remunerado no puede ser analizando sin tomar en cuenta sin las otras actividades que se realizan.

A: Somos más mujeres, para empezar las mujeres somos las que movemos la economía local y del hogar. Además, es un trabajo flexible, nos podemos organizar nuestros tiempos y no descuidamos a los hijos o las cosas que tenemos que hacer en la casa. Cuando vamos a las entregas, movemos la economía de ahí, cuando pasó los días que no se entrega la calle está muerta y digo: hacen falta las vendedoras, las vendedoras le damos vida al callejón, cuando estamos aquí llegan los ambulantes a vendernos las papas, la nieve, de todo, yo paso a hacer mi mandado, entonces nosotras movemos el dinero. Porque los hombres podrán ser proveedores, pero al final, las mujeres somos las que movemos el dinero. (Azucena, entrevista 21 de febrero 2020).

Desde la narrativa de Azucena, se nota la resignificación de la labor y como desde estas actividades se revaloriza el papel de las mujeres como actoras sociales relevantes en la economía. El hecho de desarrollarse en un trabajo que les permita flexibilidad, independencia, autogestión da la pauta de reconocerse con el poder de autonomía y control que no se encuentran en el marco de los trabajos asalariados-precarios.

Para tener la autonomía que anteriormente se mencionó, Azucena ha gestionado y concretado acuerdos familiares que le permitan desarrollar su trabajo de vendedora informal en Facebook, ya que, a diferencia de otras vendedoras informales, principalmente ambulantes, Azucena pasa la mayor parte de su tiempo en casa, realizando sus labores de venta de manera online, donde comparte el espacio-tiempo con los otros miembros familiares. Se notan entonces, acuerdos y arreglos familiares que cambian los roles de género.

E: ¿Cómo le haces para equilibrar tu vida familiar con tus hijos con ser vendedora?

A: pues es al revés, mi familia se tiene que acoplar a mis tiempos. Porque es mi fuente de trabajo, entonces mis hijos lo sabes, que si no hay ingresos pues no hay vida. Entonces ellos se tienen, como cualquier trabajo, desde que trabaja desde antes, yo les dije: ustedes saben que tengo que trabajar muchas horas, entonces ustedes siempre han sido muy independientes, no van a cambiar las cosas, el hecho de que yo esté aquí mejora mucho pero no tienen que cambiar las cosas, ustedes cuando vean trabajando estoy trabajando y cuando yo me desocupe entonces los puedo atender. (Azucena, entrevista 21 de febrero 2020).

Finalmente, Azucena se nota preocupada por su labor como vendedora de bazares de Facebook se va a enfrentar a dificultades impuestas por los propios cambios que hace la plataforma en su arquitectura. Al mismo tiempo que nota los cambios que le perjudican llevar su trabajo de manera efectiva, pone en marcha estrategias que le permitan seguir reforzando las redes con sus clientas, así como visualizar la meta del lograr tener un local propio, sumado a seguir realizando sus entregas en los lugares públicos que acostumbra.

A: ahorita las publicaciones de Facebook también ya nos limitan mucho. Sólo te pueden ver 25 personas, sólo te pueden seguir un número limitado de personas, tus publicaciones tardan en aparecer o tardan en circular, tardan aproximadamente dos días más, entonces yo creo que yo creo que, en determinado momento, Facebook ya no va a permitir las cuentas de ventas. Entonces lo que yo he estado haciendo es personalizar a mis clientas, tener su número de teléfono, saber dónde las puedo encontrar, pues hacerlo ya más formal. En algún tiempo, sin ponerle fecha, tengo pensado pues poner un negocio de lo mismo de ropa, pero ya más formal, más en forma, un local y ese tipo de cosas, precisamente por este tipo de cosas. Igual seguir haciendo las entregas en diferentes puntos, pero ya con un punto o un lugar donde me puedan encontrar siempre, donde puedan llegar y comprarme ropa. Pues Facebook yo creo que en algún momento va a reventar y ya no va a ser una opción de venta. (Azucena, entrevista 21 de febrero 2020).

Bajo este contexto, el trabajo como vendedora en Facebook (etiquetada recientemente esta labora bajo el sobrenombre de nenis) se puede comprender como un trabajo por cuenta propia, caracterizado desde la economía informal, el cuál es llevado a cabo en su mayoría por mujeres, quienes en la búsqueda de ingresos económicos y la conciliación de actividades remuneradas con otras realizadas por ellas (maternidad, trabajo doméstico, estudio, etc.), usan las plataformas digitales para la creación y desarrollo de sus emprendimientos, potencializando sus relaciones afectivas y sus habilidades para la venta de productos y para el uso de las plataformas digitales.

Discusión y conclusiones

La presente investigación pretende dar cuenta de la historia de vida de una vendedora informal de los bazares en Facebook, labor que se ha popularizado en las redes sociales, dando el nombre de Nenis a las mujeres que desarrollan esta actividad remunerada. Por medio de la exposición y análisis de su trayectoria, sus labores realizadas y los significados de ellas, fue posible dar cuenta de las vicisitudes que se dan en el marco del trabajo de vendedora informal en bazares de Facebook.

A diferencia de la propuesta hecha por Martínez (2021), quien entiende a las nenis desde el uso de las plataformas digitales para el autoempleo como solución ante el contexto pandémico, desde el análisis hecho en la presente investigación, diferenciamos a las Nenis como aquellas mujeres que desarrollan un trabajo por cuenta propia, caracterizado desde la economía informal, quienes en la búsqueda de ingresos económicos y la conciliación de actividades remuneradas con otras realizadas por ellas (maternidad, trabajo doméstico, estudio, etc.) usan las plataformas digitales para la creación y desarrollo de sus emprendimientos, potencializando sus relaciones afectivas y sus habilidades para la venta de productos y para el uso de las plataformas digitales. Este marco es concordante con las afirmaciones acerca de la generalización de las condiciones precarias del trabajo (Morini, 2014), Castaño, 2002). las cuales provocan la invención de emergentes formas de organizar el trabajo que -por las mismas condiciones precarias en las que se encuentran actividades laborales en lo que conocemos como lo formal- se desarrollan en contextos de la economía informal.

Además, se destaca que las motivaciones para iniciarse en este tipo de trabajo por cuenta propia desde la informalidad se encuentran en concordancia con otros escenarios, con la característica principal que el espacio virtual se vuelve la vitrina para mostrar los productos que venden. En este sentido, la experticia en este espacio inicia desde el ser parte de la cultura digital, donde a través de un entramado dado desde arriba por las condiciones impuestas por las plataformas digitales hasta los usos dados desde abajo por los usuarios, en este último actuar, las nenis, a puro ensayo y error han van afinando su trabajo, desde qué estrategias les funcionan mejor para lograr concretar sus ventas (por ejemplo: como hacer que sus fotos se vean estéticas, a qué hora realizar sus publicaciones, qué acciones realizar para que las publicaciones permanezcan visibles en la plataforma, etc.); hasta las acciones realizadas para evitar experiencias de inseguridad y delincuencia (por ejemplo: juntarse en grupo de vendedoras en espacios públicos para sus entregas, no ir a lugares alejados o solitarios, etc.).

Por lo tanto, considero que las condiciones precarias de trabajo en la narrativa de Azucena, no son exclusivas de desarrollar una actividad laboral en la informalidad, ya que se dan también en el marco del trabajo formal, aglutinado además, a experiencias de discriminación por su origen indígena-migrante y por la necesidad de equilibrar labores remuneras con trabajos reproductivos, como lo son el cuidado de otras personas y los quehaceres domésticos, las cuales han recaído históricamente como responsabilidad de las mujeres.

Siguiendo estas líneas, se retoma la propuesta de Lindon (2003) al considerar las actividades laborales remuneradas y las no remuneradas como parte de un proceso indivisible, agregaríamos además que categorías como sexo y etnia son parte de ese proceso, ya que los significados e imaginarios generados a partir de la intersección y entretejido de estas condiciones se vuelven en las acciones y estrategias que llevan, en este caso a Azucena, a desarrollar su actual actividad laboral remunerada. A modo de ejemplo, podemos recuperar la narrativa de Azucena -como mamá y jefa de familia- acerca de los acuerdos en la dinámica familiar para llevar de manera efectiva su labor de vendedora informal en los bazares de Facebook.

Desde el aspecto metodológico la historia de vida, recuperada a través de entrevistas, es un método relevante para dar cuenta de los acontecimientos significativos. La recuperación de la memoria en la historia individual, en este caso de Azucena, puede hacer eco en las vivencias de otras mujeres, develando los caminos que se encuentran y los que difieren, permitiendo así el entendimiento complejo y multifactorial de los fenómenos analizados. Por lo tanto, se recomienda el uso de métodos similares en próximas investigaciones ya que, las personas son parte de particulares contextos en los cuales experimentan diferentes situaciones, subrayando la importancia de su participación activa. Por lo cual, se vuelve importante conocer y analizar las realidades laborales que tienen las mujeres, en conjunto con sus dinámicas familiares y socio-culturales, sólo así se podrán generar acciones que reduzcan las brechas de género existentes y se logren sociedades equitativas.

Notas al pie:
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    Se agradece encarecidamente a las vendedoras informales de los bazares en Facebook que han aceptado participar en la investigación y quienes han colaboradora de manera entusiasta en la misma.

  • **

    Se realiza esta afirmación ya que la creación y aparición de Marketplace se hizo a finales de 2016, la cual es extensión de servicios de Facebook con el fin de comercializar productos desde los perfiles de la red social. En la presentación de este servicio hecha en México, se nota que es una respuesta de la propia empresa de Facebook ante el creciente uso donde “Más de 450 millones de personas visitan todos los meses los grupos de compra y venta”. Esta información puede ser consultada en https://about.fb.com/ltam/news/2016/12/pesentamos-mercado-compra-y-vende-articulos-en-tu-comunidad/

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    La historia de vida presentada en este texto cuenta con el consentimiento informado de la protagonista, con el fin de mantener el anonimato se ha cambiado su nombre real.

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    Se utilizó esta herramienta ya que durante el trabajo de campo la investigación se llamó al confinamiento como medida para disminuir los contagios por la COVID-19

Referencias
Historial:
  • » : 20/04/2023» : 2022Jan-Jun